martes, 1 de noviembre de 2011

¿Tanto ha cambiado?

Hace poco realicé una visita guiada con mi señora al Palacio de San Telmo para comprobar cual era su estado y el resultado después de la restauración que se ha llevado a cabo en él, sacando como conclusión que menos su patio barroco y su capilla, todo lo demás ha sido destrozado, derribado, desvirtuado por completo, y no lo digo por esta ultima restauración sino por todas las anteriores llevadas a cabo en él.


Recordemos, primero fue escuela de marineros, después Palacio, pasando por seminario y finalizando en diputación.  Ya en su paso de palacio a seminario se destrozaron sus patios y galerías barrocas, no terminando el mal gusto ahí ya que en la penúltima intervención para adaptarlo a edificio publico fue tambien desvirtuado con bastante desacierto.

En esta bella imagen lo que vemos es el lateral del Palacio y la puerta creada para la entrada de carruajes cuando a el se mudaron los duques de Monpansier.
Vemos también el el suelo las vías de los Tranvías, que junto con los adoquines formaban un mosaico maravillo, y sino comparen esto ultimo con la imagen actual del entorno...


Ayyyyyyyyyyy, de aquellos adoquines sevillanos que con tanta desvergüenza vendemos al resto de Europa,(Alemania y Dinamarca), perdiendo hasta en el suelo la poca identidad que nos queda.

Jesús Gómez Maret

3 comentarios:

Francisco Espada dijo...

No conozco el palacio más que en su exterior e imaginaba que el resto concordaría con aquello que se ve, sin caer en la cuenta de que cada inquilino habrá hecho alguna barrabasada según conveniencia. ¡Tétrico!

Ccasconm dijo...

A lo largo del tiempo un edifico puede servir para distintas funciones, siempre y cuando se respete la integridad del edificio y se le otorgue una función nueva a aquellos que no poseen ninguna, claro está. Si se hubiese llevado a cabo, mas edificios se hubiesen salvado de la piqueta.
Saludos

Juan dijo...

La maldita piqueta esa que tantos crímenes contra nuestro riquísimo patrimonio artístico español, sobre todo en el franquismo, aunque ahora, siguen sin cortarse.
Saludos.