Hoy en día, cuando uno cruza por la Plaza de la Magdalena, pasa con prisas, sin reparar en nada, es un lugar de paso como una calle cualquiera, no hay nada que deje lugar a la imaginación o recreación de los sentidos ya que por desgracia no es ni por asomo una sombra de lo que fue.
Esta plaza igual que la del Duque, fue dueña de palacios y lujosos hoteles, pero la especulación y el dinero, las malas amistades hicieron que la piqueta se cebara en ella cruelmente.
Esta hermosa foto fechada en 1966 nos muestra el ultimo palacete de la Magdalena. Ocupaba el numero 7 de la plaza, y fue construido en el siglo XVIII, en 1860 el arquitecto Manuel Portillo Navarret...
El Palacio perteneció al Marques de Aracena, aunque en ultima instancia paso a manos de la familia Sanchez Dalp, triste paradoja viendo el final que corrió este palacio y el de la Plaza del Duque, ambos pertenecientes a dicha familia...
En los 70 el edificio, el cual se encontraba en perfecto estado, es vendido a una inmobiliaria quien lo termina demoliendo y construyendo en el el horroroso mamotreto que hoy en día nos castiga la vista...
Antonio Palau.
5 comentarios:
No se si soy rancia o no, pero nada mas que ver tu baner, me evoca a otros tiempos de mi ciudad, mas relajacion y mas belleza, hoy no tenemos tiempo con las malditas prisas de apreciar la belleza que tenemos delante-
leyendo tu comentario creo que tengo que replantearme seriamente el encabezamiento del blog.
gracias por vuestros comentarios por que me hacen seguir aprendiendo y me ayuda a darme cuenta de muchas cosas.
un cordial saludo.
hola me encantan esas fotos me gustan las cosas que llevan sabores de antaño, yo conozco pokito sevilla pero heché un vistazo por aqui y me ha gustao lo que he visto, donde halla rasjos de mi andalucia guapa asomo y vuelvo para empaparme de todo feliz finde saludoss
me alegro mucho que te guste lo que has visto, y espero seguir complaciendote.
un saludo muy fuerte desde Sevilla, buen fin de semana.
La plaza del Duque y ahora la de la Magdalena han sido la fuente de mis rencores hacia los que mandan o mandaban en Sevilla. La razón es sencilla: fui al colegio Alfonso X el Sabio que estaba en el Duque y viví unos años muy importantes de mi vida en la última casa de O'Donnell, esa que da a la Magdalena y parece siempre abandonada.
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