Nuestr@s abuel@s son un pilar fundamental en la familia, de ellos debemos seguir aprendiendo en esa escuela interminable de la vida, pues los recuerdos que los más jóvenes descubrimos en fotografías aún siguen frescos en su memoria, y valga como ejemplo este que les muestro...
Estamos de paseo en una fresca mañana por la Avenida de Constitución, adoquines, vías, catenarias "flamencas" nos dibujan una Sevilla romántica y de ensueño...
El edificio La Aurora nos mira altiva, hacia nosotros se acerca el tranvía 132 en busca de su última parada en la Plaza Nueva, y junto al edificio de Correos ahí lo vemos, como si el tiempo no lo hubiera borrado de nuestra memoria, "el último de Filipinas"...
Si amig@s, "el último de Filipinas" es como me he permitido bautizar cariñosamente al último edificio derribado tras el ensanche de Santo Tomas. Observen esta otra fotografía, podrán verlo mejor desde esta nueva perspectiva donde vemos el resto de edificios antes de ser derribados para tal ensanche y el callejón, para muchos desconocidos, que daba entrada al desaparecido Colegio de San Miguel...
Si comparan esta ultima imagen, y la fotografía principal donde vemos al edificio justo antes de ser derribado, comprobamos que su estado era exactamente el mismo, no presentaba ningún desperfecto y para nada presentaba peligro de derrumbe...
Si todo lo visto lo comparamos como el estado actual de la Avenida, podemos hacernos una idea exacta de la magnitud de este ensanche, de todo lo construido posteriormente y de que no se guardo criterio alguno la ultima construcción realizada tras el derribo de este ultimo inmueble, por lo que se destrozó por completo la estética de todo el entorno...
Contemplando las dos fotografías no hace falta añadir adjetivos a la belleza de aquel edificio, sus balcones cerrados con cristaleras o como de maneras tan sevillanas tiene coronada la balconera de su azotea con grandes macetas cuajadas de flores.
Lo que vino después ya es de sobra conocido, esa extraña fijación por los urbanistas de lo lineal, y algo de especulación hicieron caer sobre el la fría piqueta, borrandolo por siempre del paisaje urbanístico sevillano, que no de la memoria incorruptible de nuestros abuel@s...
Termino este articulo dándoles, si me lo permiten, a los más jóvenes un sano consejo, y es el de compartir con sus abuel@s este tipo de fotografías, que os cuenten cómo era la atmósfera de aquella Sevilla de tranvías y catenarias, adoquines y balcones de forja, os aseguro que serán los mejores momentos de vuestra vida aprendiendo junto a ellos como era el pasado de Sevilla.
ABC
Julio Romero Cid
Antonio García Cruz
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