miércoles, 13 de septiembre de 2017

¡Confirmado!, Triana se autodestruye

Los lectores más asiduos al pasado de Sevilla saben lo crítico que somos con las entidades públicas que maltratan el patrimonio sevillano, es más, somos un portal totalmente apolítico, pero sabemos que lo publico antes y ahora, pierde pie con la liquidez económica que aporta una concejalía de urbanismo trabajando 24 horas los 365 días del año. Pero también sabéis que no nos casamos con nadie, y si tenemos que criticar la actuación o influencia de una entidad privada en detrimento del patrimonio sevillano, ya sean monumentos, casas, calles, pues también lo hacemos, y valga como ejemplo el que ahora les presento...


Creo que fotografías que nos presenten estampas tan bonitas como esta hay pocas o muy pocas. Estamos en la Calle San Jacinto esquina con Calle (callejon), Juan Romero...


Encontrar esta calle como tal es imposible hoy en día, pues su odónimo cambió en 1999, y ahora está rotulada como Calle Cristo de las Penas. Para quien no lo sepa, Juan Romero era un gitano de Triana que triunfó en el arte de la tauromaquia y se ganó a pulso, sangre y arte una calle con su propio nombre,porque si algo había antaño en Triana eran cigarreras y toreros...


Las cigarreras de las que hablamos también aparecen en la fotografía ataviadas con sus mantoncillos y sus trajes largos, seguramente camino del embarcadero de la Calle Betis...


Donde una barca las cruzaba hasta el muelle que se hiciera para el Duque de Montpensier junto a la Torre del Oro, posteriormente cruzarían por los jardines del Cristina para bajar por la Calle San Fernando hasta la Fábrica...


La casa que aparece en la fotografía no tiene desperdicio, solo viendo la calidad de los herrajes en ventanas y balcones dan ganas de llorar sabiendo que ha desaparecido. Observen con detalle el balcón de la esquina y el cierre del mismo, es increíble la riqueza de elementos y filigranas que se derrochó en la hechura de esos herrajes...


Bien, como la naturaleza que el presente nos cuenta, sabemos que la casa desapareció, bueno, la casa y la calle entera, pues todo lo que vemos en la actualidad si paseamos por San Jacinto es relativamente reciente considerando la fecha en la que pudo haber sido construida la casa que hoy nos ocupa...


Bien, he querido dejar para lo último mi opinión, la opinión que ha dado titulo a este articulo, "¡Confirmado!, Triana se autodestruye". Tenemos a los organismos públicos que en mayor medida no tienen interés alguno por conservar o recuperar el patrimonio de Sevilla, y en este caso el de Triana, pues a dia de hoy seguimos viendo atrocidades urbanísticas en los pocos corrales de vecinos que nos quedan y en algunas casas como en las de la Calle Castilla, pero también son responsables los propios trianeros de borrar su historia. Hay una controversia latente en esta ciudad por el debate de la sacralización de las calles, algunas veces arropada en la Ley de Memoria Histórica y otras, y lo digo sin pelos en la lengua por puro egoísmo, y a colación os planteo esta pregunta, ¿es necesario que Triana, y una Hermandad de Triana, borren de un plumazo el nombre de un trianero como fue Juan Romero, gitano luchador de su época, en pos de poner el nombre de su titular a una calle que está a cinco metros escasos de su capilla?, de la historia de esa calle tan solo nos quedaba el nombre, todo lo demás ya había desaparecido. Yo sinceramente no le veo sentido ni justificación alguna a esta acción, y por supuesto no aporta nada a Triana, su historia y a los propios trianeros.
Por favor, un poco de cordura, y nunca mejor dicho "no desvistamos un santo para vestir otro", todo tiene cabida y medida, pero siempre intentando que la máxima no sea olvidar quienes somos y de dónde venimos, en definitiva no borremos nuestra propia historia.

Julio Moreno Parra
Antonio Caro Lopez

1 comentario:

Mesa07 dijo...

Gracias por este artículo.

En el número 1 de esa calle Juan Romero vivieron antepasados míos en torno al 1875.

¿Sabría decirme en torno a qué fecha está tomada esta foto?

Gracias y saludos

Alejndro M.