Estos meses estamos asistiendo a una cuenta atrás muy dolorosa tanto para el sevillano, como para el amante de la cultura y la historia. Pero comencemos por el medio, ya que el principio nos pilla algo lejos por lo que lo dejaremos para otro capítulo...
¡Vaya fotografía!, posiblemente de comienzos del siglo pasado. Para que nos situemos, a nuestra espalda que la Calle Almirantazgo con Dos de Mayo, y frente a nosotros el Arco del Postigo del Aceite. Lo que vemos es una imagen costumbrista de aquellos años, pues contemplamos el mercado de frutas y verduras que por aquel entonces se montaba en toda aquella zona y que llegaba hasta Gran Capitán hoy Avenida de la Constitución...
Nos llama la atención el suelo cubierto con la piel de Sevilla, adoquines de Gerena, y la abundancia del producto en los puestos, patatas, cebollino, puerros, etc. También es de destacar la vestimenta de los personajes que aparecen retratados, la señora de falta abullonana y mantoncillo sobre los hombros, los hombres con faja a la cintura y todos ellos tocados con sombreros o boinas...
Los puestos que están sobre las paredes de las Reales atarazanas parecen haber acabado el día de faena, incluso vemos como el que está más al fondo aparece cerrado. Es curioso que fueran puestos permanentes, algunos dotados incluso de pequeños faroles de luz.
Los años fueron pasando por la piel de nuestra ciudad y esos precarios puestos pasaron a mejor vida, el entorno de la calle fue cambiando y también el tipo de vida que se hacía en él...
Aquí ya vemos el puesto de churros de Angelita, 5 generaciones, 150 años de calentitos del Postigo que dieron paz a los estosmagos de los sevillanos en esas Madrugas de Semana Santa y que cada Navidad eran el desayuno de muchos niños que acudían al centro con sus padres para ver los belenes...
Aquí ya no hay adoquines de Gerena, ni puestos por la calle, la zona ya sólo es un lugar de paso, y los derribos ya han hecho de las suyas...En ese momento el Colegio de San Miguel ya había pasado a mejor vida, el Colegio de Santo Tomás también había desaparecido y de fondo tras el Postigo ya está en pié los mamotretos que darían cobijo a la Plaza del Cabildo...Pero aquí no se acaba la historia, quedaba mecha para más, teníamos que seguir con nuestras costumbres y darle trabajo a la piqueta, que teníamos unas Reales Atarazanas sin sacarles rendimiento y algo había que hacer...
Teníamos dos opciones, la primera, recuperar la cota original de las Reales Atarazanas y devolverle su valor histórico con una recreación a mode del que se hizo con las Reales Atarazanas de Barcelona...
Pero elegimos la segunda opción, llamar a nuestro querido Vázquez Consuegra, buscar financiación externa y crear un precioso centro comercial para devolverle a la zona sus viejos recuerdos de kioscos y verduras, (esto último es ironía)...Hemos cubierto el suelo de hormigón, sepultado para siempre la idea de recuperar las cotas originales de las naves, el techo le damos un toque moderno con chapa galvanizada y colocamos dos escaleras mecánicas en los extremos. Esto en otra parte de Europa hubiera sido impensable pero estamos en Sevilla, donde lo imposible lo hacemos realidad y donde nuestro pasado solo es un telón de fondo que sirve a modo de atrezo para darle al lugar un toque de encanto turístico.