viernes, 22 de septiembre de 2017

Mutilación y asesinato en la Plaza de San Agustin

Si hay algo que me cabree enormemente, es cuando con la perspectiva del tiempo y los datos por delante, comprobamos como el Ayuntamiento ha manipulado informes para destruir nuestro patrimonio, y como Sevilla vuelve a quedarse impasible ante tal atrocidad. Presten atención a cómo se urdió este crimen patrimonial porque no tiene desperdicio.
Primeramente les sitúo, estamos en 1905 cuando dos genios de la arquitectura, Aníbal González y José Espiau unen sus conocimientos para levantar un edificio en la Plaza de San Agustín, esquina con Calle Recaderos...


¿Os suena?, guarda gran parecido con el Café París, construido en la Plaza de la Campana y también derribado. El edificio fue construido para Sánchez Dalp, y aunque presentó cambios en su fachada a lo largo de su construcción, el resultado final fue igual de original y de gran calidad.
Pasaron los años, y el edificio quedó en desuso, ya sabemos la suerte del los Dalp y lo que por desgracia ocurrió sucesivamente con el patrimonio arquitectónico que poseían en Sevilla y la provincia. Esto provocó el mal mantenimiento del mismo y que los desperfectos de su cornisa llevaran a su retirada...


Aun así, los ornamentos decorativos de las ventanas y balcones seguían intactos, y su conservación era factible...


Pues bien, el edificio fue adquirido por el Banco Bilbao a principios de los 70, imagino que esto ya les sonará porque en esa década se hicieron propietarios del 80% del patrimonio arquitectónico del regionalismo sevillano que poseía la ciudad, algo que nos traería a la larga consecuencias muy graves e irreparables.
Curiosamente, la entidad quería conservar el edificio y restaurarlo, al menos es lo que se transmitía de cara a la sociedad sevillana, pero era el Ayuntamiento el que no estaba muy predispuesto, o al menos sus técnicos no ponían mucho empeño...


El Ayuntamiento alegaba que el edificio estaba fuera de la linea de alzado que marcaba el acerado de la calle, y que eso obligaba a su total derribo para corregir el trazado de la Ronda Historica, ademas de que los arquitectos del consistorio habían firmado el estado parcialmente ruinoso del edificio...


De pronto saltó al rescate la comisión de patrimonio artístico, alegaba el mérito del edificio y su singularidad y logró denegar la licencia de derribo que se había solicitado en 1977...


Pero el Ayuntamiento, no sabemos aún porque pero todos lo intuimos, pide otro informe al arquitecto de urbanismo, ojo ahí a la neutralidad del asunto, el cual como no, seguía aconsejando el derribo total del edificio. En 1979 la piqueta carga contra su fachada y el edificio es derribado por completo, dotando al entorno de un hermoso solar hasta que años después se levanta un edificio. que para no perder la costumbre no aporta absolutamente nada ni arquitectónica ni artísticamente hablando...


Para más inri, ese "mamarrachada" que alegaba el Ayuntamiento de la línea de alzado de la calle, no la vemos aplicada en el nuevo edificio por lo que ya podemos deducir llana y claramente cual era el fin y que es lo que se buscaba. Este mal sueño se sigue repitiendo una y otra vez en Sevilla, sea cual sea el color político de nuestro consistorio, por lo que he llegado a la conclusión de que el sevillano no quiere a Sevilla ni ha su historia, y que esto solo puede ir a peor. El único consuelo de "tonto" que me queda, es que yo no estaré ya aquí para verlo.

ABC
Juana Martinez Cid
Antonio Lombardo Corcuera

miércoles, 13 de septiembre de 2017

¡Confirmado!, Triana se autodestruye

Los lectores más asiduos al pasado de Sevilla saben lo crítico que somos con las entidades públicas que maltratan el patrimonio sevillano, es más, somos un portal totalmente apolítico, pero sabemos que lo publico antes y ahora, pierde pie con la liquidez económica que aporta una concejalía de urbanismo trabajando 24 horas los 365 días del año. Pero también sabéis que no nos casamos con nadie, y si tenemos que criticar la actuación o influencia de una entidad privada en detrimento del patrimonio sevillano, ya sean monumentos, casas, calles, pues también lo hacemos, y valga como ejemplo el que ahora les presento...


Creo que fotografías que nos presenten estampas tan bonitas como esta hay pocas o muy pocas. Estamos en la Calle San Jacinto esquina con Calle (callejon), Juan Romero...


Encontrar esta calle como tal es imposible hoy en día, pues su odónimo cambió en 1999, y ahora está rotulada como Calle Cristo de las Penas. Para quien no lo sepa, Juan Romero era un gitano de Triana que triunfó en el arte de la tauromaquia y se ganó a pulso, sangre y arte una calle con su propio nombre,porque si algo había antaño en Triana eran cigarreras y toreros...


Las cigarreras de las que hablamos también aparecen en la fotografía ataviadas con sus mantoncillos y sus trajes largos, seguramente camino del embarcadero de la Calle Betis...


Donde una barca las cruzaba hasta el muelle que se hiciera para el Duque de Montpensier junto a la Torre del Oro, posteriormente cruzarían por los jardines del Cristina para bajar por la Calle San Fernando hasta la Fábrica...


La casa que aparece en la fotografía no tiene desperdicio, solo viendo la calidad de los herrajes en ventanas y balcones dan ganas de llorar sabiendo que ha desaparecido. Observen con detalle el balcón de la esquina y el cierre del mismo, es increíble la riqueza de elementos y filigranas que se derrochó en la hechura de esos herrajes...


Bien, como la naturaleza que el presente nos cuenta, sabemos que la casa desapareció, bueno, la casa y la calle entera, pues todo lo que vemos en la actualidad si paseamos por San Jacinto es relativamente reciente considerando la fecha en la que pudo haber sido construida la casa que hoy nos ocupa...


Bien, he querido dejar para lo último mi opinión, la opinión que ha dado titulo a este articulo, "¡Confirmado!, Triana se autodestruye". Tenemos a los organismos públicos que en mayor medida no tienen interés alguno por conservar o recuperar el patrimonio de Sevilla, y en este caso el de Triana, pues a dia de hoy seguimos viendo atrocidades urbanísticas en los pocos corrales de vecinos que nos quedan y en algunas casas como en las de la Calle Castilla, pero también son responsables los propios trianeros de borrar su historia. Hay una controversia latente en esta ciudad por el debate de la sacralización de las calles, algunas veces arropada en la Ley de Memoria Histórica y otras, y lo digo sin pelos en la lengua por puro egoísmo, y a colación os planteo esta pregunta, ¿es necesario que Triana, y una Hermandad de Triana, borren de un plumazo el nombre de un trianero como fue Juan Romero, gitano luchador de su época, en pos de poner el nombre de su titular a una calle que está a cinco metros escasos de su capilla?, de la historia de esa calle tan solo nos quedaba el nombre, todo lo demás ya había desaparecido. Yo sinceramente no le veo sentido ni justificación alguna a esta acción, y por supuesto no aporta nada a Triana, su historia y a los propios trianeros.
Por favor, un poco de cordura, y nunca mejor dicho "no desvistamos un santo para vestir otro", todo tiene cabida y medida, pero siempre intentando que la máxima no sea olvidar quienes somos y de dónde venimos, en definitiva no borremos nuestra propia historia.

Julio Moreno Parra
Antonio Caro Lopez