domingo, 2 de junio de 2024

El desaparecido Garaje de Miraflores

Si hay algo más viejo que la propia Sevilla, más viejo incluso que un bosque, es sin duda alguna la Avenida de Miraflores. Cordón humbilical que unió siempre la vieja ciudad con la nueva urbe. Antiguo tejido industrial de la ciudad, poseedora de ese primer barrio obrero sevillano, y sobre todo una creadora de recuerdos imborrables. Los domingos era camino de paso hacia la Alfalfa para descubrir esos nuevos animalitos que allí se vendían. Era la arteria que hacía confluir a todos los niños hacia la tienda de deportes ociosport, donde nos surtian de equipaciones, balones y trofeos. Pero sobre todo era un lugar de peregrinación hacía el  insigne comercio de la Oca, donde sus escaparates llenos de juguetes fabricaban los sueños de aquellos chiquillos qué allí se reunían. 

Pero lo que hoy nos reúne es algo muy concreto,  es el desaparecido Garaje de Miraflores...


Por este garaje habremos pasado media Sevilla, bien por tuviéramos un trastero en él,  bien porque la gasolina era más barata que la cercana gasolinera de Capuchinos o bien para hacerle el mantenimiento al coche en alguno de sus talleres que podíamos encontrar en su interior. Los trasteros y talleres estaban en los laterales interiores del garaje, sus calles eran angostas y en el centro podíamos encontrar los dos surtidores de combustible...


Fue la primera gasolinera de Sevilla,  siendo construida en 1921. Punto estratégico durante la Exposición iberoamericana del 29 y dando servicio hasta pasada la Exposición Universal de 1992. De pronto, de la nada surge el boon inmobiliario, el garaje cierra y queda en un total estado de abandono...


Es aquí cuando se comienza una gran batalla vecinal para intentar conservar al menos la fachada, recordemos que la ley de conservación que la protegía cayó en 2006, y era imperativo para los vecinos conservar el recuerdo de esa fachada...

Mientras tanto la piqueta hace su trabajo y se derriba todo su interior quedando solamente en pié como único signo de resistencia sus dos surtidores...


Finalmente el consistorio apoya la idea, y propone un proyecto donde la conservación parcial de la fachada pero con un remonte a mí humilde parecer desastroso...


Hoy en día es solo un pequeño recuerdo muy importante en el corazón de los sevillano, que parece que sigue molestando a alguien pues extrañamente si visitamos google maps, podremos comprobar como ha sido censurado su hermoso azulejo...


En fin, historias para no dormir que describe perfectamente por los momentos que atraviesan el patrimonio de nuestra bendita ciudad. 


domingo, 19 de mayo de 2024

El último bastión del Arenal

Estos meses estamos asistiendo a una cuenta atrás muy dolorosa tanto para el sevillano, como para el amante de la cultura y la historia.  Pero comencemos por el medio, ya que el principio nos pilla algo lejos por lo que lo dejaremos para otro capítulo...


¡Vaya fotografía!, posiblemente de comienzos del siglo pasado. Para que nos situemos, a nuestra espalda que la Calle Almirantazgo con Dos de Mayo, y frente a nosotros el Arco del Postigo del Aceite. Lo que vemos es una imagen costumbrista de aquellos años, pues contemplamos el mercado de frutas y verduras que por aquel entonces se montaba en toda aquella zona y que llegaba hasta Gran Capitán hoy Avenida de la Constitución...


Nos llama la atención el suelo cubierto con la piel de Sevilla, adoquines de Gerena, y la abundancia del producto en los puestos, patatas, cebollino, puerros, etc. También es de destacar la vestimenta de los personajes que aparecen retratados, la señora de falta abullonana y mantoncillo sobre los hombros, los hombres con faja a la cintura y todos ellos tocados con sombreros o boinas...


Los puestos que están sobre las paredes de las Reales atarazanas parecen haber acabado el día de faena, incluso vemos como el que está más al fondo aparece cerrado. Es curioso que fueran puestos permanentes, algunos dotados incluso de pequeños faroles de luz.

Los años fueron pasando por la piel de nuestra ciudad y esos precarios puestos pasaron a mejor vida, el entorno de la calle fue cambiando y también el tipo de vida que se hacía en él...

Aquí ya vemos el puesto de churros de Angelita, 5 generaciones, 150 años de calentitos del Postigo que dieron paz a los estosmagos de los sevillanos en esas Madrugas de Semana Santa y que cada Navidad eran el desayuno de muchos niños que acudían al centro con sus padres para ver los belenes...


Aquí ya no hay adoquines de Gerena, ni puestos por la calle, la zona ya sólo es un lugar de paso, y los derribos ya han hecho de las suyas...

En ese momento el Colegio de San Miguel ya había pasado a mejor vida, el Colegio de Santo Tomás también había desaparecido y de fondo tras el Postigo ya está en pié los mamotretos que darían cobijo a la Plaza del Cabildo...

Pero aquí no se acaba la historia,  quedaba mecha para más, teníamos que seguir con nuestras costumbres y darle trabajo a la piqueta,  que teníamos unas Reales Atarazanas sin sacarles rendimiento y algo había que hacer...

Teníamos dos opciones,  la primera, recuperar la cota original de las Reales Atarazanas y devolverle su valor histórico con una recreación a mode del que se hizo con las Reales Atarazanas de Barcelona...


Pero elegimos la segunda opción,  llamar a nuestro querido Vázquez Consuegra, buscar financiación externa y crear un precioso centro comercial para devolverle a la zona sus viejos recuerdos de kioscos y verduras, (esto último es ironía)...

Hemos cubierto el suelo de hormigón, sepultado para siempre la idea de recuperar las cotas originales de las naves, el techo le damos un toque moderno con chapa galvanizada y colocamos dos escaleras mecánicas en los extremos. Esto en otra parte de Europa hubiera sido impensable pero estamos en Sevilla,  donde lo imposible lo hacemos realidad y donde nuestro pasado solo es un telón de fondo que sirve a modo de atrezo para darle al lugar un toque de encanto turístico.