viernes, 24 de agosto de 2018

De reliquia romana a relleno de obra

Sevilla tiene una virtud, es que se sabe reciclar, pero no reciclar de reinventarse y seguir evolucionando, eso ya hemos comprobado con el paso de los siglos de que no es posible en esta bendita ciudad, ya que destruimos historia para copiar, y malamente, a otras ciudades que carecen de ella. Cuando hablamos de saber reciclarse, y aquí la guasa sevillana, es que sabe que hacer con los escombros de todo aquello que va derribando, y valga como ejemplo de esto que digo el derribo de los Caños de Carmona, que sirvieron en gran medida para rellenar los pequeños lagos o charcas que había antiguamente en Amate o el Cerro.
A los Caños de Carmona le cogimos "manía" en dos etapas perfectamente definidas en el tiempo,  la primera fue a finales del siglo 19, donde empezamos con los derribos parciales del acueducto y con el derribo de la Puerta de Carmona, donde se encontraban las cisternas que guardaban ese que nos traía el acueducto...


Estamos en Luis Montoto, y no porque lo diga yo, sino porque si afinamos la vista y nos centramos en la parte izquierda de la imagen, distinguimos perfectamente la Iglesia de San Benito Abad...


Este tramo en concreto fue derribado para el ensanche de la calle, y abrir una arteria desde la carretera de Córdoba hasta el mismo corazón de Sevilla. De este tramo se conservan algunos restos que hoy podemos ver y que sirven para remorder la conciencia del que sepa, que es lo que son dichos restos, porque el otro dia sin ir más lejos le pregunté a un amigo si sabía que eran los restos que estábamos viendo y me dijo que si eran de una fábrica. Muchas veces me pregunto qué empeño tiene el colegio por enseñarte que son la pirámides de Egipto, si nisiquiera sabes distinguir los restos romanos de tu propia ciudad, pero en fin, eso es harina de otro costal.


Bien, como ya hemos dicho al principio de este articulo, hubo dos periodos de destrucción muy definidos en el tiempo, el primero a finales del siglo 19, y el segundo corresponde a los temidos años 60, años en los que destruimos el 75% del caserío sevillano para introducir ensanches en varias parte de la ciudad, independientemente de los Palacios y casas señoriales que también se derribaron para levantar en ellos centros comerciales. A esta última etapa corresponde esta fotografía...


¿Duele verdad?, a mi me cuesta verla con detenimiento y no me averguenzo de decirlo, soy un enamorado de Sevilla y estas cosas me afectan un poco más que otras personas. Este tramo es el que cruzaba la Ronda del Tamarguillo, a la altura del cruce con la Avenida de Andalucía, si se fijan, en la parte izquierda de la imagen tenemos parte de los módulos de la Cárcel La Ranilla...


Por lo que estamos literalmente en el centro de la Calle Gorrión, donde aún se conserva un pequeño tramo del acueducto...


En fin, es todo lo que podemos contar de estas dos fotografías, que no es poco, y que si al menos se contara en los colegios sevillanos, tendríamos un alto porcentaje de que los futuros sevillanos encargados de dirigir y gobernar esta bendita ciudad, tuvieran una mayor sensibilidad y por supuesto un mayor cariño y mimo por el patrimonio de Sevilla.

Carolina Moreno Narvaez
Jose Cantoña Lopez

1 comentario:

Unknown dijo...

Es una verguenza lo que se ha hecho con las ciudades, sobre todo desde finales del XIX, en aras del progreso y de forma oculta de los especuladores de antaño y de ahora. Desgraciadamente se sigue destruyendo.