Cuando le dedicas un total de 9 artículos a un lugar concreto de la ciudad de Sevilla, es porque algo te sedujo de él. Es lo que me pasó cuando conocí la historia de la desaparecida Farmacia Central, catalogado por muchos como uno de los comercios más importantes, relevantes y bellos que tuviera la ciudad de Sevilla. Este comercio tiene la paradoja de que es famoso tanto por sus comienzos, como por su triste final...
En esta tremebunda fotografía lo vemos, más bien no lo vemos, porque está totalmente sepultado bajo los carteles electorales de Alianza Socialista Democrática, que era ese partido formado por un batiburrillo del Psoe y otros más. Solo gracias a que dejaron la marquesina al descubierto, vemos el rótulo de la Farmacia...
Intento enfatizar con el momento, finales de los 70, y pienso que habría mucha cultura política, pero la historia se quedó por el camino, yo al menos lloraría desconsolado cada vez que pasase ante el edificio y viera el maltrato al que fue sometido hasta el último de sus días...
La Farmacia y el Hotel Venecia fueron los últimos en caer bajo la piqueta de toda la manzana que se derribó, antes cayeron el conjunto de casas que había entre ellos...
Tal era la ignorancia supina, que como apreciamos en la fotografía, no optaron ni siquiera por salvar los herrajes de las ventanas o balcones, ni siquiera retiraron los alicatados trianeros que había en la bodeguita que ocupaba la casa del centro de la imagen, y que eran muy conocidos por los sevillanos por la maestría y detalle de sus dibujos...
La agonía fue lenta, muy lenta, ya que derribaron las casas que vemos en una sola semana, mientras que mantuvieron el edificio de la Farmacia Central a medido derribar durante más de un año por los problemas de licencia que arrastraba la nueva edificación que ocuparía sus solar...
Como ya hemos comentado en artículos anteriores, de la Farmacia Central se salvaron los muebles y las columnas que daban paso a la trastienda o laboratorio. Fueron adquiridas por Victorina Clavijo para su farmacia de Morón de la Frontera, y allí siguen...
También compro parte de las pinturas de los techos, que fueron desmontados y adaptados al nuevo establecimiento, y donde aún puede apreciarse con total detalle pues están perfectamente conservados...
A día de hoy, cuando paso por la Plaza de la Campana y veo ese pedazo de mamotreto del "Ocaso", un edificio anodino, que no aporta nada a entorno, que solo muestra una dureza que para nada es acorde con nuestra identidad, me dan ganas literalmente de salir corriendo y no parar hasta llegar a Morón de la Frontera para entrar en la Farmacia de Doña Victorina y comprarme una caja de a kilo de dolalgial. No aprendemos de los errores y en este momento, mientras publico este articulo, seguimos derribando ladrillos de historia y arte sin que nadie ponga fin a este expolio eterno llamado Sevilla.
Farmacia Victorina Clavijo
Julieta Montilla Robles
ABC
Jose Lopez Montevideo
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