Bueno, como no hay dos sin tres, volvemos al blog rescatando un hilo que parece que en su día gusto mucho, que fue el del desaparecido colegio de San Miguel, con el que conocimos su pasado, sus dimensiones, estructura y distintos edificios que lo conformaban, ya que ademas del colegio, a el estaban también adosadas varias casas las cuales servían de vivienda tanto para los estudiantes como el clero que en el vivían.
Para este regreso disfrutaremos de varias instantáneas que nos darán algunas claves de su pasado y su fin, siendo esta la primera de todas ellas...
¿Observan algo en ella que les llame la atención?, bueno, ademas de la señora que camino bajo el arco, que va perfectamente ataviada con el traje de flamenca, imagino que vendrían de la Feria del Prado.
Como veo que no lo acaban de ver claro, les adjunto esta otra foto actual para que comparen....
Bueno, pues creo que ya lo tienen claro, lo que vemos de diferente de una imagen a otra se encuentra bajo el arco, es decir, las casas que se ven al fondo, que hoy conforman la fachada exterior de la Plaza del Cabildo y que antaño eran las casas adosadas que pertenecían al desaparecido Colegio de San Miguel. Aquí lo verán mejor...
Como ya vimos en el hilo anterior, estas casas fueron lo ultimo por derribar del colegio en los 60 y sin duda estos cambiaron el entorno por completo dándole hoy en día una imagen que deja mucho que desear si lo comparamos con su pasado.
Ahora dejaremos este lado de colegio y nos asomaremos a la Avenida de la Constitución, ¿recuerdan el arco que allí vemos hoy en día?, ese arco era el que daba entrada al Compás del Colegio...
El Compás tenia una amplitud y profundidad considerable y daba una idea bastante clara viendo su contorno, de las dimensiones que tenia todo el conjunto...
Lamentablemente todo fue derribado y la imagen que dejaron sus escombros fue sin duda herida bastante dolosa para la ciudad y los sevillanos de la época.
Imagino que fruto del resultado tan lamentable, se provocó aquel remordimiento que nombra el maestro Nicolás Salas, el cual les hizo intentar enmendar el error construyendo entonces la Plaza del Cabildo.
Miguel Lopez Cabra
8 comentarios:
La labor cultural, rescate de lo imposible, que realizas es admirable. Desde mis días de vacaciones marbellíes, un saludo afectuoso.
como siempre muchas gracias por sus palabras francisco, y como no, que espero que disfrute enormemente esas vacaciones malagueñas, que en sevilla esta haciendo mucha caló.
un saludo.
No recuerdo el Colegio de San Miguel, con toda seguridad lo habré conocido.
Si recuerdo, por haber vivido muchos días (años) entre sus muros, el también desaparecido Colegio de Los Escolapios.
¿año 41 manolo?, recuerdo haber visto alguna fotografía en el banco de fotos de esa época.
un saludo.
Si, entré en el Colegio de los PP Escolapios, en 1.939, en Primaria, en 1.941 pasé a 1º de Bachiller, con 10 años, luego estuve cuatro años más.
En ese tiempo vi como cambiaba la Plaza de Ponce de León, en varias ocasiones.
La Iglesia llamada creo recordar De los Terceros, si sigue. En ella íbamos todos los días a misa antes de clase y durante unos años, tuvimos rotatívamente que ayudar a Misa, cuando todavía era en Latín, yo nunca me la aprendí.
Recuerdo que las figuras de la Santa Cena, estaban almacenadas al principio de la escalera que daba al coro, cosa que con aquellas edades daba reparo subir en penumbra.
el detalle de las figuras de la cena es mas que anecdotico, y nos da una claro detalle de la dirección de la hermandad en aquellos años.
hoy en día seria inconcebible el ver las imágenes en las escaleras del trascoro, claro esta, son de una hechura con una calidad muy superior a las antiguas, de ahí que sean dignas de estar en el altar mayor.
un saludo.
Y referente a la pareja, ella de faralaes, yo mas bien diría que van, no vienen de la feria del prado, solo tienen que torcer a la derecha, coger por la calle Aduanas y salir a la de Santander y allí hacer una parada en los caracoles de Manolo (no yo)
Que es lo que solíamos hacer varios amigos que nos citábamos para ir al Real.
Solíamos citarnos allí, pues estábamos, (como toda juventud escacillos de dineros).
En esa taberna, nos tomábamos unos caracoles, nos bebíamos un vaso de caldo, de los mismos y el cuerpo nos pedía apagáramos ese fuego y lo hacíamos con vino blanco,(que ahora viene lo bueno), servido en botella de medio litro. La botella era un envase reciclado, de UN PURGANTE LLAMADO "AGUA DE CARABAÑA", en el tapón le adosaban dos cañitas, una para que saliera el mosto y la otra para que entrara el aire. Y nos íbamos como esa pareja a la Feria del Prado.
Exacto Manolo y raro era el niño por aquella época, que por lo menos una vez al año, no le daban su Purgante de Agua de Carabaña, porque decian que era una cosa muy sana. Mis felicitaciones.
Alberto.
Publicar un comentario