Hoy vamos a sumergirnos en el pasado de uno de los conventos mas desconocidos para la ciudad pero no con menos relevancia, El Convento de San Basilio...
Este Convento estaba situado en pleno corazón del arrabal macareno, concretamente en la Calle Relator esquina con Calle Amargura...
El Convento fue fundado en 1593, y tuvo una larga vida que se dilató durante casi mas de 300 años, y no fueron pocas la vicisitudes por las que tuvo que pasar.
Como vemos en los dibujos, ademas de la iglesia, el Convento contaba con
un gran claustro y grandes huertas que llegaban hasta la Barqueta...
Ya en los planos de finales del 1800, vemos como se refleja perfectamente que el Convento ha sido presa de la desamortización, pues apreciamos con toda facilidad como tanto el claustro como las huertas han sido eliminados, y tan solo queda la iglesia en pie, aunque vacía y en desuso...
Este Convento jugó un parte esencial en la historia de nuestra Semana Santa, pues en él es fundada la Hermandad de la Macarena, y ademas también fue sede la Hermandad de la Lanzada hasta que llegaron los franceses y le metieron fuego.
Estos acontecimientos provocan en el futuro paradoja bastante curiosa que les quiero explicar, y para ello fíjense en la siguiente fotografía...
Estamos viendo a la Hermandad de la Hiniesta, concretamente a su cruz de guía transitando por la Calle Relator, justo a la altura del Convento de San Basilio...
Pues bien, como todos sabemos, en 1936 la Hermandad de la Hiniesta había perdido sus imágenes por los incendios provocados en los disturbios por lo que necesitan un crucificado para seguir procesionando los dos años siguiente, mientras Castillo realizaba el nuevo, pues bien observen esta otra fotografía...
Ahí lo tienen, ese es el crucificado que tomo prestado para poder procesionar esos dos años, 1936-37, justo pasando por la Calle Relator y ante las ruinas del Convento de San Basilio...
Pero es que este Cristo también había sido con anterioridad titular de la Hermandad de la Lanzada, pues como ya hemos mencionado antes, San Basilio había sido asaltado en 1810 por los franceses justo cuando la Lanzada radicaba allí, y en ese asalto los titulares de la Hermandad fueron quemados, por lo que al igual que hiciera la Hiniesta mucho después, la Lanzada también tuvo que tomar este crucificado prestado para poder seguir realizando la estación de penitencia.
¿Y no se preguntan de donde tomaban prestado estas Hermandades la imagen del crucificado?, pues bien, este cristo provenía de la extinta Hermandad de la Antigua y Siete Dolores,
Siguiendo con la historia del Convento, sabemos que su interior estaba cubierto por retablos de bella factura...
Ademas de poseer una numero de cuadros bastante elevado en todas sus paredes, parte de los cuales podemos ver en Museo de Bellas Artes de Sevilla y en el Museo del Louvre...
Después de la desamortización el edificio que ocupaba la Iglesia quedó en estado de total abandono, pero fue entonces cuando los Anglicanos llegaron a Sevilla y empezaron a comprar inmuebles para levantar en ellos sus templos, como por ejemplo el de la Ascensión en la Plaza del Museo, la actual Capilla de los Marineros en la Calle Pureza y este de San Basilio...
El antiguo templo seria derribado a mediados de 1950, levanto en su lugar un nuevo templo anglicano el cual daría paso al que podemos ver en la actualidad.
Fco. Jose Román Martinez
ABC
por tu aire, por tu agua te llamaron Noble, Leal, Heroica, Invicta y Mariana a ti por siempre, Sevilla
jueves, 27 de febrero de 2014
lunes, 24 de febrero de 2014
El Baturones
Hay cosas en Sevilla que siempre son sagradas, como calles, monumentos, equipos de fútbol, hermandades, y así un largo etcétera. De todo ello siempre hubo un denominador común entre los sevillanos, un lugar que siempre permanecerá en el recuerdo de padres y abuelos, El Bar Baturrones, ese era su nombre popular, por que como nos recuerda nuestro amigo del blog José Luis el nombre original era El Baturones...
Me pueden decir que la bodega del Barrio de Santa Cruz, que si la freidurìa del Arenal, pero lo cierto y verdad es que el bar por antonomasia, el lugar donde reunirte con tu familia y comer un buen pescaito frito fue por siempre el Bar Baturrones...
Este Bar, para el que no lo sepa pues ya no existe, se encontraba a comienzos de la Ronda de Capuchinos, frente a la vieja fábrica de harinas...
Al entrar lo primero que te encontrabas era una larga barra con unos grandes espejos sobre ella, y unas cuantas mesas con esas sillas espartanas que aguantaban perfectamente el trajín diario de aquella Sevilla obrera que disfrutaba como buenamente podía esos ratillos entrañables de una buena caña de cerveza y un puñado de avellanas...
Recordemos que estaba enclavado en pleno centro del corazón obrero de la Sevilla de los años 40, 50 y 60...
Su humildad o sencillez no eran para nada reflejo de la calidad tan excepcional en el ambiente y tapeo que allí se disfrutaba, ademas de haber sabido adaptarse a los tiempos convirtiéndose en lugar de guateques aquellos viernes por la tarde...
El Baturrones era un Bar de todo el año, pero sin duda cuando llegaba el verano, se señalaba como lugar de encuentro indiscutible para las familias, ¿y por que les digo esto?, por que el plato fuerte del Baturrones estaba en la trastienda, mas bien en el patio trasero que era donde se montaban esas largas hileras de mesas bien "plantás" de papelones de pescaito frito y platos con pimientos fritos, como decía mi abuelo, "aquí que me las den todas"...
Pero como todo lo bueno en esta bendita ciudad, siempre tiene un final y desde luego no es que me gustaría contarles. El Baturrones estaba situado en un barrio llamado "de zona caliente" durante la guerra civil, recordad que aquello era conocido como el "Moscú sevillano", y estaba sentenciado una vez acaba la guerra, pues fue de los primeros sectores de Sevilla incluidos en el nuevo plan de reurbanización, o para que ustedes me entiendan, tirar todas las casas de aquellos obreros de la CNT y republicanos para mandarlos a tomar por saco...
Debemos reseñar y con mayúsculas que el Baturrones aguanto en pie hasta el ultimo momento, siendo ya irreversible su orden de derribo, pero dando fe de que no fue por ganas de seguir viviendo lo que llevo a cabo su cierre...
Su derribo aun perdura en la memoria y el corazón de muchos sevillanos, y todavía sobrevive en el recuerdo de alguna que otra conversación cuando se sucede una reunión familiar...
Como ultimo dato a reseñar, y para que nos hagamos una pequeña idea de la destrucción urbanística que se llevo acabo en aquella zona, fue tan grande la cantidad de casitas bajas y de dos plantas derribadas, que si nos colocábamos a la altura de la Cruz Roja, podíamos desde allí ver con toda comodidad las torres de la Iglesia de San Luis...
Nicolás Martín Pastrana
María Isabel López Morgat
Me pueden decir que la bodega del Barrio de Santa Cruz, que si la freidurìa del Arenal, pero lo cierto y verdad es que el bar por antonomasia, el lugar donde reunirte con tu familia y comer un buen pescaito frito fue por siempre el Bar Baturrones...
Este Bar, para el que no lo sepa pues ya no existe, se encontraba a comienzos de la Ronda de Capuchinos, frente a la vieja fábrica de harinas...
Al entrar lo primero que te encontrabas era una larga barra con unos grandes espejos sobre ella, y unas cuantas mesas con esas sillas espartanas que aguantaban perfectamente el trajín diario de aquella Sevilla obrera que disfrutaba como buenamente podía esos ratillos entrañables de una buena caña de cerveza y un puñado de avellanas...
Recordemos que estaba enclavado en pleno centro del corazón obrero de la Sevilla de los años 40, 50 y 60...
Su humildad o sencillez no eran para nada reflejo de la calidad tan excepcional en el ambiente y tapeo que allí se disfrutaba, ademas de haber sabido adaptarse a los tiempos convirtiéndose en lugar de guateques aquellos viernes por la tarde...
El Baturrones era un Bar de todo el año, pero sin duda cuando llegaba el verano, se señalaba como lugar de encuentro indiscutible para las familias, ¿y por que les digo esto?, por que el plato fuerte del Baturrones estaba en la trastienda, mas bien en el patio trasero que era donde se montaban esas largas hileras de mesas bien "plantás" de papelones de pescaito frito y platos con pimientos fritos, como decía mi abuelo, "aquí que me las den todas"...
Pero como todo lo bueno en esta bendita ciudad, siempre tiene un final y desde luego no es que me gustaría contarles. El Baturrones estaba situado en un barrio llamado "de zona caliente" durante la guerra civil, recordad que aquello era conocido como el "Moscú sevillano", y estaba sentenciado una vez acaba la guerra, pues fue de los primeros sectores de Sevilla incluidos en el nuevo plan de reurbanización, o para que ustedes me entiendan, tirar todas las casas de aquellos obreros de la CNT y republicanos para mandarlos a tomar por saco...
Debemos reseñar y con mayúsculas que el Baturrones aguanto en pie hasta el ultimo momento, siendo ya irreversible su orden de derribo, pero dando fe de que no fue por ganas de seguir viviendo lo que llevo a cabo su cierre...
Su derribo aun perdura en la memoria y el corazón de muchos sevillanos, y todavía sobrevive en el recuerdo de alguna que otra conversación cuando se sucede una reunión familiar...
Como ultimo dato a reseñar, y para que nos hagamos una pequeña idea de la destrucción urbanística que se llevo acabo en aquella zona, fue tan grande la cantidad de casitas bajas y de dos plantas derribadas, que si nos colocábamos a la altura de la Cruz Roja, podíamos desde allí ver con toda comodidad las torres de la Iglesia de San Luis...
Nicolás Martín Pastrana
María Isabel López Morgat
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