lunes, 24 de febrero de 2014

El Baturones

Hay cosas en Sevilla que siempre son sagradas, como calles, monumentos, equipos de fútbol, hermandades, y así un largo etcétera. De todo ello siempre hubo un denominador común entre los sevillanos, un lugar que siempre permanecerá en el recuerdo de padres y abuelos, El Bar Baturrones, ese era su nombre popular, por que como nos recuerda nuestro amigo del blog José Luis el nombre original era El Baturones...


Me pueden decir que la bodega del Barrio de Santa Cruz, que si la freidurìa del Arenal, pero lo cierto y verdad es que el bar por antonomasia, el lugar donde reunirte con tu familia y comer un buen pescaito frito fue por siempre el Bar Baturrones...



Este Bar, para el que no lo sepa pues ya no existe, se encontraba a comienzos de la Ronda de Capuchinos, frente a la vieja fábrica de harinas...


Al entrar lo primero que te encontrabas era una larga barra con unos grandes espejos sobre ella, y unas cuantas mesas con esas sillas espartanas que aguantaban perfectamente el trajín diario de aquella Sevilla obrera que disfrutaba como buenamente podía esos ratillos entrañables de una buena caña de cerveza y un puñado de avellanas...


Recordemos que estaba enclavado en pleno centro  del corazón obrero de la Sevilla de los años 40, 50 y 60...


Su humildad o sencillez no eran para nada reflejo de la calidad tan excepcional en el ambiente y tapeo que allí se disfrutaba, ademas de haber sabido adaptarse a los tiempos convirtiéndose en lugar de guateques aquellos viernes por la tarde...


El Baturrones era un Bar de todo el año, pero sin duda cuando llegaba el verano, se señalaba como lugar de encuentro indiscutible para las familias, ¿y por que les digo esto?, por que el plato fuerte del Baturrones estaba en la trastienda, mas bien en el patio trasero que era donde se montaban esas largas hileras de mesas bien "plantás" de papelones de pescaito frito y platos con pimientos fritos, como decía mi abuelo, "aquí que me las den todas"...


Pero como todo lo bueno en esta bendita ciudad, siempre tiene un final y desde luego no es que me gustaría contarles. El Baturrones estaba situado en un barrio llamado "de zona caliente" durante la guerra civil, recordad que aquello era conocido como el "Moscú sevillano", y estaba sentenciado una vez acaba la guerra, pues fue de los primeros sectores de Sevilla incluidos en el nuevo plan de reurbanización, o para que ustedes me entiendan, tirar todas las casas de aquellos obreros de la CNT y republicanos para mandarlos a tomar por saco...


Debemos reseñar y con mayúsculas que el Baturrones aguanto en pie hasta el ultimo momento, siendo ya irreversible su orden de derribo, pero dando fe de que no fue por ganas de seguir viviendo lo que llevo a cabo su cierre...


Su derribo aun perdura en la memoria y el corazón de muchos sevillanos, y todavía sobrevive en el recuerdo de alguna que otra conversación cuando se sucede una reunión familiar...


Como ultimo dato a reseñar, y para que nos hagamos una pequeña idea de la destrucción urbanística que se llevo acabo en aquella zona, fue tan grande la cantidad de casitas bajas y de dos plantas derribadas, que si nos colocábamos a la altura de la Cruz Roja, podíamos desde allí ver con toda comodidad las torres de la Iglesia de San Luis...


Nicolás Martín Pastrana
María Isabel López Morgat

sábado, 22 de febrero de 2014

Calle Almirante Apodaca

Antes de que comiencen a sumergirse en esta entrada, les recomiendo que se den un pequeño paseo por esta otra que realizamos por el verano sobre Calle Alhóndiga, ya que viene a enlazar con esta.
Pues bien, espero que me hayan hecho caso, ya que comprenderán mucho mejor lo que a continuación les voy a relatar. Ahí la tienen, La Calle Almirante Apodaca...


Impresionante, tenemos ante nosotros el misterio del Sagrado Decreto, de la Hermandad de la Trinidad desembocando en la Calle Almirante Apodaca, después de pasar por la Plaza de la Paja y la estrechez de Alhóndiga. Observen el siguiente plano donde lo explico brevemente para que lo entiendan mejor...


Me explico, en azul las viviendas que todavía no habían sido derribadas y que son contemporáneas de la fotografía que hoy nos reúnen. Las hermandades entraban por dos sitios, o bien por la Calle Escuelas Pías, o bien por la Calle Jáuregui, después iban en busca de la Plaza de la Paja, hoy Ponce de León para atravesarla en diagonal, y aquí es donde podían coger dos direcciones para buscar la Campana, o bien bajaban por la Calle Gerona o bien rodeaban Santa Catalina por la estrechez de la Calle Alhóndiga y desembocaban en la Calle Almirante Apodaca, increíble pero era así, espero que me haya explicado bien y que ustedes me hayan comprendido, por que sino se que es imposible seguir analizando la fotografía.
Pues bien, si cogemos la fotografía y la ampliamos, veremos los dos rótulos que serian definitivos para ubicarla...


Pero por si acaso no nos quedamos tranquilos, cogemos una de las imágenes que aparece en el hilo que les recomendé visionar al comienzo y hacemos una breve comparativa...


Como ven, las dos casas que les señalo aparecen en ambas imágenes, siendo la segunda la mas esclarecedora ya que en ella vemos al Cristo de la Fundación de la Hermandad de los Negritos, pasando ante la inconfundible fachada del antiguo Palacio de Justicia situado en la Calle Almirante Apodaca.
Incluso si seguimos afinando la vista, veremos otra clave bastante concluyente...


Lo que ven ampliado son parte de las cubiertas de la Iglesia de Santa Catalina y parte de su fachada, increíble pero cuanto ha cambiado Sevilla...


Espero que hayan disfrutado leyendo esta entrada tanto como yo lo he hecho editandola, para mi saben que es un placer.

Cristina Lobera Trova
Mauricio Vieira Lopez