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miércoles, 19 de marzo de 2014

Tres calles de vida

Hoy vamos a entrar a través de esta pequeña ventana llamada el pasado de Sevilla, en la intimidad de un barrio, en el pasado del Domingo de Ramos del Barrio de san Julián...


Para ello utilizaremos a la Hermandad de la Hiniesta y tres calles fundamentales en la historia de esta Hermandad, la Calle Moravia, El Pasaje Mallol y la Calle Siete Dolores de Nuestra Señora...


Empezamos por la Calle Moravia, la cual marca el pasado mas triste y oscuro en la vida del Barrio de San Julián, pues fue donde comenzó el fuego que destrozó por completo la Iglesia de San Julián en los sucesos de los años 30...


La fotografía es cuanto menos curiosa, pues vemos al palio de la Virgen de la Hiniesta por una Calle Moravia hoy en día totalmente irreconocible. Observamos que la calle era bastante mas estrecha que en la actualidad, pues hoy mas que una calle podríamos afirmar que es una plaza dada su amplitud y dimensiones,  ademas tenemos otro detalle fundamental del barrio, pues en la parte superior izquierda de la fotografía vemos parte de las cubiertas de la Iglesia de San Julián y un postigo...


Sobre ese postigo asoman unas inmensas pilas de corcho, y es que San Julían era popularmente conocido como el "barrio del corcho", ya que en él se asentaban la mayoría de las empresas dedicadas a este sector...


Siguiendo el recorrido que antaño tenia esta cofradía y sin darnos cuenta, entramos en el Pasaje Mallol, calle que por su longitud podríamos afirmar que es la mas larga del barrio...


El nombre de Pasaje Mallol viene relacionado con lo que ya hemos mencionado anteriormente, San Julián era el barrio industrial de los tapones de corcho por excelencia, ya que a principios de 1850 esta industria se encontraba en su momento de mayor auge, siendo este producto de los mas demandados a nivel mundial. El señor Mallol era uno de los principales empresarios de este sector, y propietario de una de las mayores dehesas alcornocales de Andalucia...


Esta calle fue la que albergó su fabrica durante mas de 60 años, siendo una de las mas grandes de España, y de ahí que tomara el nombre de Pasaje Mallol...


Terminamos este breve pero intenso recorrido en una de las calles mas castigadas por ese dichoso urbanismo de los 60, la Calle Siete Dolores de Nuestra Señora...


Esta Calle nace en una bifurcación que se produce al final del Pasaje Mallol, junto al Convento de Santa Paula y da cobijo en ella a la Hermadad de los Servitas y al Templo de San Marcos...


Viendo la comparativa, nos damos cuenta rápidamente del pedazo de mamotreto que nos plantaron en una de las calles mas singulares de la ciudad, pues ademas de los Servitas o San Marcos, también tenemos en ella el Convento de Santa Isabel, una reliquia desconocida para muchos sevillanos.

Estas fotografías siempre me hacen reflexionar, ya que en ellas hay vida, vemos personas, vecinos de una barrio vivo, algo totalmente distinto a lo que podemos ver en la actualidad, pues el centro fuera de horas y días comerciales parece un desierto sin vida ni alma, con balcones sin macetas y persianas eternamente echadas...

Lola Hinajo Maruel
Montes Cek, S-A

jueves, 10 de enero de 2013

Moravia, testigo mudo de la sinrazón

Sevilla es una ciudad que evoluciona y se autodestruye a si misma siglo tras siglo, se transforma, crece y desaparece sin que seamos cocientes muchas veces de como fue la ciudad siglos atrás, eso si, siempre existirán signos y testigos de lo que un día fue. Una de esas claves la tenemos en el corazón del Barrio de San Julián, concretamente en la Calle Moravia...


En esa calle se levanta la fachada lateral de la Parroquia de San Julián, donde reside la Hermandad de la Hiniesta. A esta calle y todo el barrio en su conjunto le tengo un especial cariño por que junto con mis hermanos Roman y Manuel se convirtió en uno de los pasos obligados en busca de nuestro querido "Centro" donde encontrábamos historias y leyendas en cada uno de sus rincones.
Pues bien, siguiendo con el tema que hoy nos reúne, cuando nos adentramos en esta calle y nos topamos en la fachada de esta imponente iglesia, nos damos de bruces con una huella en su fachada que nos recuerda que allí hubo una puerta de acceso a la Parroquia, puerta que era casi idéntica a la que aun se conserva en la fachada principal...


Como observamos en esta bellísima fotografía donde vemos el transcurrir de la Hermandad de la Hiniesta, la puerta guardaba una similitud casi exacta a la de la fachada principal, y era gemela de la que se levantaba en el costado contrario de la Parroquia que daba a la plaza, de la cual no se conserva testigo gráfico alguno.

Muchos se preguntaran por que hoy en día la puerta no esta y tan solo vemos los ladrillos de engarce a la fachada en lugar de los sillares de piedra. La respuesta a esa pregunta la tienen muchos de nuestros abuelos que fueron testigos de su destino, que no fue otro que su destrucción en el incendio intencionado de una triste madrugada del 32...


Según cuenta las crónicas, el incendio fue provocado inicialmente en las hojas de esta puerta, de ahí que fuera la zona de la Iglesia que mas sufriera ante las pavorosas llamas y que incluso los sillares de piedra que formaban dicha puerta fueran totalmente destruidos.
Este no fue sino uno de los miles de atentados patrimoniales que sufrió en esas fechas la ciudad, daños totalmente irreparables y que tan solo se pueden justificar hoy en día con la ignorancia y la sin razón de los que se dejaron manipular en esa maldita guerra. Como estos, son los testigos que no dejan que olvidemos que la ciudad tuvo otra cara, otra mirada que despertaba la admiración de otros muchos venidos de cualquier parte del planeta...


Luisa Maria Lorite García

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