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domingo, 23 de junio de 2019

El botijero, un oficio perdido

El costumbrismo sevillano estaba salpicado de oficios hoy en dia ya tristemente desaparecidos, el carbonero, el panadero ambulante, el "aguaor", o como hoy veremos, el botijero...


Todos conocemos ya esa foto añeja del camión cargado de botijos en la Calle San Jorge, pues los fabricaban en Triana, pero también llegaban botijos desde Alcalá, y hacían su entrada por Luis Montoto como vemos en esta preciosa fotografía...


El señor traía el pobre burro cargado hasta "la Colcha", con las alforjas bien cargadas. Vemos también cómo lleva uno de esos botijos en la mano, imagino que como muestra y reclamo para los clientes, y también nos llama la atención el camión que aparece en el fondo de la imagen, ¿un mercedes?...


El entorno de Luis Montoto ha ido cambiando muchísimo con el paso de los años, pues se han perdido tramos de acueducto, el antiguo puente, y gran parte del caserío construido a mediados del siglo pasado...


Fuera como fuere, la vida continua, desaparecen oficios y aparecen otros nuevos, pero siempre nos quedará en el recuerdo ese contacto directo con el vendedor, y ese trato amable y simple del que solo quería terminar el dia con un pequeño jornal que cubriera al menos los gastos.

Antonio Mulero Sanchez
Fototeca de Sevilla

domingo, 24 de febrero de 2019

El decorado de la Clinica Santa Isabel

Amig@s si hay algo que llevo francamente mal, es cuando me topo con un edificio, que suele ser  regionalista en el 99,9% de las veces, al cual se le ha derribado todo el interior y solo se ha conservado la fachada. Pero cuando ya me llevan los demonios y sangra la vista, es cuando me topo con una hibridación absurda de fachada regionalista con mamotreto barato de primero de arquitectura, y les pongo como ejemplo este, la Clínica de Santa Isabel...


Este hermoso edificio fue construido en 1929, estando atribuido su diseño al arquitecto Arévalo Carrasco. El edificio surge como ampliación de una clínica anterior abierta en Marques de Paradas, y como vamos a comprobar en las siguientes imágenes,  sus instalaciones fueron las mas punteras de la época, con salas de rayos X, paritorios, habitaciones-pensión, patio ajardinado de paseo, etc..

Habitación compartida y baño
Quirófano y sala de esterilización
Salas de espera y comedor
Como también hemos comentado, contaba con un patio ajardinado para los enfermos tuvieran una recuperación mas confortable. El patio era un claro ejemplo regionalista con bancos alicatados y una hermosa fuente de estilo mudéjar...


Pero todo esto desaparecería bajo la piqueta claro esta, todo menos la fachada de la clínica. En 1974 la Clínica es adquirida por un grupo de inversión, que decide adaptar y ampliar la instalaciones por lo que en 1980 derriban todo en interior del edificio incluyendo el patio y los jardines, como podemos comprobar en esta vista panorámica...


Y reconstruyen todo el interior del edificio, perdiéndose los artesonados interiores, alicatados, escaleras, lo que antes era un obra de arquitectura sobresaliente ahora es ahora un decorado de teatro de mal gusto, fachada de esta guisa...


No entiendo muy bien que es lo que están buscando con estas actuaciones, y si esto se podría consentir en otra ciudad del mundo, desde luego todo lo destruido y reconstruido en Europa por la segunda guerra mundial se hizo con un rigor exquisito y una profesionalidad que aquí no tenemos. En Sevilla lo que no se llevó por delante la Guerra Civil, se lo encargamos a Derribos Pavón para después montar los puzzles anacrónicos como este.

Jesús Manuel García Martos
Junta de Andalucía

viernes, 24 de agosto de 2018

De reliquia romana a relleno de obra

Sevilla tiene una virtud, es que se sabe reciclar, pero no reciclar de reinventarse y seguir evolucionando, eso ya hemos comprobado con el paso de los siglos de que no es posible en esta bendita ciudad, ya que destruimos historia para copiar, y malamente, a otras ciudades que carecen de ella. Cuando hablamos de saber reciclarse, y aquí la guasa sevillana, es que sabe que hacer con los escombros de todo aquello que va derribando, y valga como ejemplo de esto que digo el derribo de los Caños de Carmona, que sirvieron en gran medida para rellenar los pequeños lagos o charcas que había antiguamente en Amate o el Cerro.
A los Caños de Carmona le cogimos "manía" en dos etapas perfectamente definidas en el tiempo,  la primera fue a finales del siglo 19, donde empezamos con los derribos parciales del acueducto y con el derribo de la Puerta de Carmona, donde se encontraban las cisternas que guardaban ese que nos traía el acueducto...


Estamos en Luis Montoto, y no porque lo diga yo, sino porque si afinamos la vista y nos centramos en la parte izquierda de la imagen, distinguimos perfectamente la Iglesia de San Benito Abad...


Este tramo en concreto fue derribado para el ensanche de la calle, y abrir una arteria desde la carretera de Córdoba hasta el mismo corazón de Sevilla. De este tramo se conservan algunos restos que hoy podemos ver y que sirven para remorder la conciencia del que sepa, que es lo que son dichos restos, porque el otro dia sin ir más lejos le pregunté a un amigo si sabía que eran los restos que estábamos viendo y me dijo que si eran de una fábrica. Muchas veces me pregunto qué empeño tiene el colegio por enseñarte que son la pirámides de Egipto, si nisiquiera sabes distinguir los restos romanos de tu propia ciudad, pero en fin, eso es harina de otro costal.


Bien, como ya hemos dicho al principio de este articulo, hubo dos periodos de destrucción muy definidos en el tiempo, el primero a finales del siglo 19, y el segundo corresponde a los temidos años 60, años en los que destruimos el 75% del caserío sevillano para introducir ensanches en varias parte de la ciudad, independientemente de los Palacios y casas señoriales que también se derribaron para levantar en ellos centros comerciales. A esta última etapa corresponde esta fotografía...


¿Duele verdad?, a mi me cuesta verla con detenimiento y no me averguenzo de decirlo, soy un enamorado de Sevilla y estas cosas me afectan un poco más que otras personas. Este tramo es el que cruzaba la Ronda del Tamarguillo, a la altura del cruce con la Avenida de Andalucía, si se fijan, en la parte izquierda de la imagen tenemos parte de los módulos de la Cárcel La Ranilla...


Por lo que estamos literalmente en el centro de la Calle Gorrión, donde aún se conserva un pequeño tramo del acueducto...


En fin, es todo lo que podemos contar de estas dos fotografías, que no es poco, y que si al menos se contara en los colegios sevillanos, tendríamos un alto porcentaje de que los futuros sevillanos encargados de dirigir y gobernar esta bendita ciudad, tuvieran una mayor sensibilidad y por supuesto un mayor cariño y mimo por el patrimonio de Sevilla.

Carolina Moreno Narvaez
Jose Cantoña Lopez

viernes, 20 de octubre de 2017

La Casera

La Casera, es escuchar esta marca y parece que estamos nombrando a alguien de nuestra familia, pues ha convivido en nuestra mesa durante décadas. Todavía me acuerdo cuando mi madre me daba la botella vacía para ir a comprar otra, "así se hacia cuando el envase era de cristal", una rica y fresquita casera de naranja, y como la tendera me decía siempre muy seria, "niño, no te la pegues al cuerpo que esta muy fría y puede explotar la botella". Era un momento especial, antes las cosas no eran tan abundantes en variedad y tan accesible para cualquier economía, al menos para la de mí casa,  pues me crié muy humildemente pero con mucho cariño.
Pues bien, vamos al lío, o al pasado mejor dicho, y visitemos aquella fabrica de La Casera...


Estamos en Luis Montoto, y ante nosotros tenemos la naves de la vieja fabrica de gaseosas "El Progreso Industrial", que fueron levantadas en 1929 por Antonio Arévalo Martínez, en pleno auge del regionalismo sevillano, ese que ahora estamos echando abajo a base de piqueta en barrios como el de Nervión.
Aquí se fabricaba principalmente agua carbónica, o como se conocen comúnmente "sifón", y estuvo operativa hasta 1950, que fue cuando la adquirió La Casera, la cual hizo toda una reforma tecnológica de envasado y fabricación, introduciendo las esencias que darían nuevos sabores a esta bebida tan común en las mesas de los sevillanos.
La empresa como tal siguió a pleno rendimiento hasta finales de los 90, que fue cuando entraron en una crisis económica-empresarial que les hizo vender la marca al grupo Pepsi para poder mantener los puestos de trabajos y la marca viva. La producción se traslado a los polígonos industriales, y el edificio fue vendido para poder liquidar las deudas que arrastraba la marca, con lo que ya podemos imaginar que pasaría después....


La piqueta se puso en marcha y de lo que vemos en la imagen, desapareció todo menos el edificio principal, que es el que observamos en la esquina derecha. Todo lo demás fue derribado para levantar bloques de oficinas, que por supuesto y para que no me critiquen por no decirlo, carecen totalmente de merito o valor artístico, y por supuesto no aporta nada al entorno que ya esta por desgracia gravemente dañado...


Todo lo bueno se acaba, y aquí termina la publicación de hoy, os espero en la siguiente, no me falléis,

Fototeca sevillana
Luisa Moreno Gracia

lunes, 8 de mayo de 2017

El desaparecido viaducto de las Madejas

Sevilla es una caja de sorpresas, pero para encontrarlas, hay que escarbar en la memoria, pues en pleno siglo XXI es difícil dar con ellas a simple vista. Hoy en día es una ciudad de avenidas de cuatro carriles que te llevan hasta su mismo corazón, pero antaño, la ciudad fue un sin fin de callejas, conventos, murallas y acueductos que hacían "la pequeña Florencia".
Una de esas estampas o "tesoros", lo encontrábamos en pleno corazón del barrio de la Calzá, en el cruce de la Calle Luis Montoto con Calle Juan Antonio Cavestany, y era conocido popularmente como el Puente de las Madejas...


Su construcción se debió a dos motivos muy importantes, el primero por que era parte del tramo final del acueducto de los "Caños de Carmona", que llevaban el agua hasta la Puerta de Carmona donde se encontraban las cisternas. Y el segundo, por que en su parte baja formaba un puente/viaducto que salvaba el desnivel y el río Tagarete, que en aquel entonces cruzaba la ciudad de Sevilla.
Para encontrar este tesoro o lo que queda de él, tenemos que echarle un poquito de imaginación, pues tan solo se conserva parte de la primera arcada del acueducto que cruzaba el puente...


Recordemos, que esta obra nos fue legada de los Romanos, conservada y restaurada por los Almohades, hasta que del 1868 al 1911 nos dio por liarnos con ella a piquetazos, dejando tan solo dos tramos muy pequeños, uno de ellos, como acabamos de comentar, el que pertenecía a este puente...


El otro tramo que dejamos en pie está a tan solo 200 metros, y se salvó por estar en terrenos de propiedad privada, las antiguas Huertas de la alcantarilla de las Madejas, como también lo estaba este pequeño tramo, pues ambos estaban destinados a desaparecer por el ensanche de Luis Montoto y la posterior construcción del puente de la Calzá...


Para situarnos, tendríamos que imaginar que estábamos sobre el Puente de las Madejas, donde posteriormente se construiría el Puente de la Calzá...


El pequeño tramo de acueducto que vemos al fondo es el que posteriormente sería tapado por el Puente de la Cazá, puente que también desapareció tras las obras de 1992...


El Puente de la Cazá podríamos decir que fue el ángel protector de estos dos tramos de acueducto, y que sin él y un poco la vista gorda de los gobernantes de la época, hubieran desaparecido sin remedio alguno a principios de 1930...


Quiero cerrar este articulo con una entrañable fotografía de las vías y el Puente de la Calzá. Vías que entonces cruzábamos mi madre y yo para visitar a mi tío que por aquel entonces tenia su taller en el Barrio de San bernardo...


El derribo de este puente en los años 90 fue un desahogo bastante importante para la ciudad, pues con su desaparición, se dio oxigeno a ese sector y se facilito enormemente el transito de peatones y vehículos en un cruce tan estratégico de la ciudad como lo fue este de Luis Montoto...


Terminamos como hemos empezado, recordando que Sevilla es una caja de sorpresas, y que como siempre les digo desde que empece la andadura, están totalmente invitados a descubrirlas desde este pequeño rincón cibernético llamado el pasado de Sevilla.

Antonio Narvona López
Universidad de Sevilla
ABC

domingo, 20 de enero de 2013

La vieja "Calzá"

Existe un gran cordón periférico-industrual que tuvo en el una muestra del sistema urbanístico mas bello que tuviera la ciudad de Sevilla, esas hermosas casas de dos plantas con bellisimos soberaos, barrios como el de San Bernardo o la Calzada...


De este ultimo ya nada queda por desgracia pues ha sido uno de los barrios mas castigados por los años 60...


Como vemos su calle era igual de ancha que hoy en dia, pues recordemos que era la principal salida y entrada hacia Alcalá y por este mismo camino se levantaban los hermosos Caños de Carmona.
Vemos también el detalle de la Iglesia de San Benito, donde reside la Hermandad de mismo nombre, y como la acera que viene bajando dirección al centro ha desaparecido por completo...


La destrucción de este barrio la podríamos dividir en dos etapas, la primera a partir de los años 60 donde empiezan a derribarse todas las casas que habían desde el cruce con la Calle Oriente hasta La Cruz del Campo, siendo sustituidas por pisos de gran altura y desmantelando al barrio de esa vida de "pueblo" donde la gente se conocía y se preocupaban una por otras. La segunda fase, ya menos dañina por que no quedaba tanto por derribar, fue a finales de los 80, donde Sevilla sufre la transformación pre-expo, a partir de ahí desaparecen nucleos sociales y sentimentales como por ejemplo la casa que hacia esquina frente a la Iglesia de San Benito...


Muchos recordaran ese recoleto bar donde se reunían las cuadrillas de costaleros cada cuaresma y donde la manigueta "del Pilatos" asomaba cada Martes Santos pues la salida antaño estrechisima no dejaba mas remedio que introducirla en el bar a la vez que se realizaba la difícil maniobra de salida y giro...


Ya no hay estrechez en la salida del Pilatos, ni casitas de dos plantas por el Barrio de la Calzada, tan solo nos queda el recuerdo del pasado de lo que un día fue uno de los barrios mas bonitos de Sevilla y que hoy mira con melancolía los restos de los Caños de Carmona.

Mario Barrero Lopez

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